sábado, 4 de octubre de 2008

El happening de la vida. No saber qué es lo que nos espera a la vuelta de la esquina. En el próximo giro del reloj.

El terror de lo absurdo,
la verguenza de lo surrealista,
de lo demasiado realista.
La realidad, infinita,
reproduce terrores, miserias, alucinaciones.
Los trasviste, los mezcla, los cruza,
los transforma.
Los ensucia y los salpica de morbosidad y sadismo.
El absurdo
de todos los días,
el surrealismo de la vida,
es saber que nadie tiene la vida ganada.
Que la vida es tán sólo una obra de teatro.
Un espetáculo al que asistimos.
Una performance, un happening,
en donde, artistas invisibles,
nos acuchillan en el alma,
y uno/a, humildemente,
tiene que aprender a sobrevivir.
Cómo en algunas series de TV,
sobrevivir, la máxima, el objetivo,
ser felíz, ¿ o morir en el intento?
Morir en el intento de buscar el amor.
El amor como paradoja del tiempo.
De la Vida.
De la Nada.
La Nada y el absurdo del conocimiento.
Saberlo todo pero no saber nada.
Saber que lo único que es cognoscible
es el hecho de la muerte.
Saber que sólo morir es seguro.
Ni la Vida, ni la Existencia, ni el Amor,
son seguridades absolutas.
Ser, pecar o existir,
son términos innecesarios,
cuando lo único que sabemos
es que no sabemos nada.

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