lunes, 29 de septiembre de 2008

Ariana

Corina se despierta todas las mañanas a las 7.
Cuenta las monedas que la noche anterior ha dejado sobre el aparador del comedor.
Sale y en la panadería compra un poco de pan,
Lo que alcance.
A veces, la mayoría de las veces, son treinta y cinco centavos.
Vuelve a su casa, pone a calentar el agua y toma un mate cocido con pan y manteca con azúcar.
Después, a las ocho, da de comer al gatito beige.
Sale al patio y riega las plantas.
Ocho y media y ella se dispone a empezar su día.
En el cuartito del fondo pinta.
Tiene su taller.
No se da cuenta pero por el balcón del departamento de la otra calle, Iván la espía.
Iván es músico.
En realidad, Corina no es pintora.
Ella es actriz.
Y escribe.
Y sueña con cantar en un grupo.
Ella canta.
Le gusta cantar, y canta bien.
Mientras pinta, escucha arias de ópera,y temas de boleros, y canta.
En su taller Corina tiene una plantita muy especial.
Ella pinta dos o tres veces a la semana.
El resto de los días ensaya.
También escribe.
Y canta, siempre canta.
Ariana es el nombre del gato.
Es una gata gorda, blanca y beige.
Que camina ondulando la cadera de una manera muy graciosa.
Ariana observa a Corina, como Iván.
Pero Ariana sabe que Iván espía a Corina.
Y sabe que él está enamorado de ella.
Pero esto Iván no lo sabe.
Iván no sabe que los gatos saben.
Ariana es una gata especialmente curiosa.
Sabe cada movimiento de Iván, porque, como a Corina, Iván le cae bien.
Íntimamente, Corina también quiere a Iván.
Y esto Ariana lo sabe, pero Iván no.
Ariana quisiera que Iván y Corina estén juntos.
Corina sigue pintando, sigue haciendo Teatro y sigue cantando y escribiendo.
Iván sigue haciendo su música, que Corina admira.
Iván también cocina muy bien.
Esto lo sabe Corina por lo bien que huele el patio al mediodía.
Iván siempre cocina, y se muere de ganas de invitar a Corina a comer con él.
A Ariana también le agrada el aroma a comida de Iván.
Corina tiene en su patio su propio jardín de hierbas.
Iván mira desde arriba el patiecito y quisiera estar ahí, con Corina, en el pastito.
Corina a veces espía también por la ventana, el balcón de Iván.
Y sueña con él, con su cabello tan lindo y sus ojitos grises.
Los dos sueñan con el otro.
Los dos sueñan con lo mismo.
Y esto Ariana lo sabe.
Y sueña con los dos y con el jardincito, y las plantas, y la música en una casita que es a veces demasiado grande para dos.
Quiere a alguien que cante con Corina y que cuide las plantitas con ella.
Quiere ser útil.
Un día Ariana se pierde.
Se esconde en el departamento de Iván.
Él la conoce y va donde su dueña.
Él ahora la tiene frente a frente.
Ella ahora puede ver sus ojitos grises sonreirle alguna timidez.
No puede evitarlo, y lo invita a pasar.
él acepta, todavía con Ariana en brazos.
Se sientan, Ariana corretea, feliz.
Charlan y toman café.
Iván toma valor y la invita a comer a su casa esa noche.
Corina, toda colorada acepta.
Nuevos amigos.
Esa noche Corina hecha un manojo de nervios se arregla, con Ariana en la cama, mirándola sonriente.
Más luego, Iván y Corina ríen juntos.
Inevitablemente se besan.
El destino así lo indica, y ellos han soñado ese momento.
Ariana está en el balcón, espiando.
Esa noche, Iván y Corina vuelan el sueño de los dos.
Siempre se quisieron.
Hasta mañana.
Esa noche los tres sonríen, porque todos los gatos pueden sonreír.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo quiero un gatito... nena de hecho, y va a llamarse cocoroise

Que lindo texto...