

Es delicioso despertarse entre espumas de vainillas batidas en río de delfines rosados.
La espuma se arremolina entre mis piernas, mis brazos, sube por mi espalda y me peina la cabeza.
Quizá hoy no despierte. Me agrada ver a todos esos hombres alrededor mío, cuidando de mí, sonriéndome, diciéndome cosas hermosas.
Es delicioso sentarse a observar el sol en el horizonte... blanco, naranja, rosado, amarillo lechoso, Padre, y ahora, alto en la cúpula.
Oh, es muy agradable sentirse mujer. Sentir cada una de tus células respirar tu aroma a jazmines mientras la Luna te dicta secretos de belleza con los ojos cerrados.
Quizá hoy decida seguir dormida, aquí, en mi lecho de pétalos blancos y batidos de nubes arremolinadamente protegida por los brazos de mi amado...
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