lunes, 17 de junio de 2013

Fragmento de original

Situación VII

Una plaza. De día, luz de siesta. Al fondo un edificio público, estilo neoclásico, con grandes escalinatas y columnas.
De alguna manera la escena está desarrollada a espaldas al público, de manera que lo que se ve es la nuca de los personajes.
Ella está sentada en un banco de plaza mirando la gente pasar. Tiene en su mano una botellita de agua. Con la otra se sostiene al asiento.
No tiene buena cara, tiene los ojos entrecerrados y una expresión de somnolencia general. Toma agua de a pequeños sorbitos. Saca un chicle de un bolsillo de la camisa escocesa blanca, azul y roja y lo masca con la boca abierta, lentamente. A su lado, el bolso de cuero marrón. A sus pies, un par de borcegos negros y sus medias, rojas, adentro.
Se da vuelta a su izquierda. Atisba un gesto con la mano libre como de saludar a alguien. No llega a concretarlo. Se queda mirando hacia ese lado y sólo dice, bajito:
Ella – Yo lo conozco a ese chico…
Se toca la oreja y rápidamente saca un par de lentes oscuros del bolso enorme. Se los pone. Escupe el chicle con fuerza hacia el frente por donde está pasando una nena con una bicicleta rosa con canastito y muchas botellitas de agua. Se queda mirándola. Le grita:
Ella - Ey, nena! Pará. ¿Te puedo sacar una foto?
Nena - ¿Le puedo preguntar a mi mamá? (señala hacia la derecha del escenario, afuera)
2
Ella - Sí, sí.
Pausa. Mira hacia el lado en que la nena salió corriendo dejando la bici y las
botellitas y suspira. La nena vuelve corriendo.
Nena - Sí, dice mi mamá que sí.
Ella saca la cámara, saca la foto, guarda la cámara, revuelve el bolso y saca una
tirita de caramelos. Se los da y le dice gracias. La nena la mira, mira los
caramelos, vuelve a su bici y se va. Cuando se aleja la saluda con la manito y le
grita ¡gracias!
Él llega por la derecha. Lleva remera negra y auriculares grandotes. Se para a su
lado y saluda:
Él - Ey.
Ella - Ey.
Él se sienta a su lado, le toma el brazo, la besa en la boca, le toca el pelo y se
vuelve al frente.
Silencio por un largo rato.
Ella - ¿Tenés tu navaja?
Él - Sí. ¿Para qué la querés?
Ella - Verla nomás. ¿Me la prestás?
Él - Vale.
La saca del bolsillo del jean, se la da. Ella la mira y la gira con ambas manos. Se
saca el pañuelo del cuello, se lo envuelve en la cabeza, le da la espalda a él. Él le
pregunta:
Él - ¿Qué hacés, tonta?
Ella - Nada, yo quiero una así.
3
Se para.
Toma la navaja y de un golpe seco se la entierra en el cuello. Comienza a sonar Give up the ghost de Radiohead.
La sangre brota. El pañuelo azul se torna ocre y ella comienza a tambalearse.
Él se para y la toma de las manos.
Él - ¿Qué hacés, tarada? ¿Qué querías, qué querés?
Ella lo toma de las muñecas muy fuertemente, aún con el pañuelo en el rostro. Sus piernas tiemblan, hace un esfuerzo para mantenerse en pie.
Ella - Una nena como esa.
Se desvanece.
La canción suena hasta el final.
La luz se desvanece también.

1 comentario:

Alejandro dijo...

¡Uff! Me gusta, me gusta, me gusta.