sábado, 19 de septiembre de 2009

Y yo por eso a veces me odio.

Así es, mamá. A veces yo me odio. ¿Y porqué? Simplemente porque a veces no tengo el valor. ¿De qué? De ser libre. Me odio porque estoy sola. Y porque a la soledad me duela sientio como un quiste en los ovarios. Porque siento dolores terribles en el alma, porque mis oídos zumban todo el tiempo de escuchar mi propia voz interna, porque me pesa mi cuerpo, me pesa mi imaginación, me pesa el enamorarme, me pesa la envidia y la angustia. Me odio porque siento que no llego. Porque siento que no tengo. Porque siento que no puedo. Porque siento que no puedo querer. Porque siento que no llego a poder saber nunca lo que es realmente amar. Me odio porque a veces la envidia me come por dentro. Me odio porque todas no están solas. Y porque yo sí. Me odio porque los sábados me quedo sola, esperando un maldito especímen de algo. Me odio porque no fumo y porque como de más. Me odio porque la desmesura de mi imaginación me juega todo el tiempo trucos crueles. Me odio porque mi cuerpo se convulsiona cuando alguien lo toca, añorando el contacto más usual. Me odio porque estoy llegando a confundir el amor con el sexo. Y me odio porque ni el sexo estoy conociendo. No conozco amor, no conozco sexo, no conozco el shunyata, no conozco la paciencia, ni el valor, ni los tiempos que corren, ni el teatro, ni la gente, ni mi familia, ni la realidad. La densa y maldita (porque quiero erradicar la palabra puta y usarla debidamente) realidad de mierda que a mí nada me da, que mí de todo me priva, menos de la vida, carajo. Me odio porque el valor me impide verme muerta. Me odio porque al escribir se me va la vida. Se me va la sangre, se me van mis ganas de vivir, mi posibilidad de ser madre de Gaia, de ser felíz, de ser amada, de amar, de conocer, de viajar por el mundo, de viajar por mi mente, de viajar por el cosmos, acompañada. No sola, no. Yo también quiero un él en mi vida. Quiero a Él en mi vida. Lo quiero, quiero darle amor y yogur artesanal. Quiero criar plantitas y un mundo con él. Y no sola y con ganas de ahogarme en gas natural comprimido. Me odio porque nunca asumí mi vida, la vida, esto que dicen que es vida. Me odio porque soy sola. Me odio porque soy Soledad. Me cago en mi nombre y en el cura que me bautizó en esa fe que odio. Me odio porque odiar se me hace canto. Me odio porque al cantar se me va el cuerpo. Me odio porque no sé de música, no sé de dibujo, no sé de gramática, no sé de danza, no se de teatro, no se de italiano, no se de cosméticos, no se de femeneidad, no se de sexualidad, no se de realidad, no se de casualidad, no se de idoneidad, no se de perceptivilidad, no se de nada. Mierda.

3 comentarios:

Nanenko dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

... es normal todo lo que te pasa.. pero hay algo que no sabes.. q no estas sola =) Juan

ana dijo...

yo también a veces me odio por eso. si te pinta pasate por mi blog. éxitos.