lunes, 4 de octubre de 2010

Un delfín con un vestido.



Me envuelvo, me envuelvo, me envuelvo.
Soy una flor, un ventilador.
Soy un virus, peligrosísimo.
Una cepa nunca antes detectada.
Voy a infectarme.

Me voy a convertir en caracol, y me voy a ir de vacaciones con mi casa.
Con mis cosas.
Con todas.
Total, son pocas.
Y cuando llegue a algún destino, las voy a quemar,
y lo voy a hacer porque sí.
Porque me da la gana.

Porque soy un virus
asqueroso y fétido
un virus grande, gigante.
Un virus que ataca a la estabilidad.

Anoche mientras te hacía el amor
pensaba en lo bello que debe ser un vestido envolviendo un delfín.
Pensaba o veía algo, que, en fin, no era eso, sino que era algo
entre floreado y mágico.
Y te veía a vos y pensaba en otro.
Pensaba en el de la música.
En ese que canta.
Y bueno, te vi marsopa,
qué querés,
no loo pude evitar.
Y me reí, y vos no entendiste nada.
Y yo me acordé de una llamada por teléfono que nunca hice.

Eso fue anoche.
Ahora soy un virus gripal.

Una gripe invisible.
Buh.
Ahora estás infecto.
¿Y yo? Y yo me voy a dar un paseo por esta ciudad.

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