lunes, 15 de noviembre de 2010

Viajes astrales por el mundo. Primero: Praga.




Desenbarcamos y llegamos en un taxi hasta la calle Hellichova. Subimos por la calle Karmelitska hasta el Malostranske Namesti. Es de noche y es otoño.
Algunos turistas bien vestidos conversan en una esquina. Son inleses. Dos jóvenes y tres chicas. Más allá, una pareja se besa mientras camina, y de una ventana se escucha una mujer hablarle a alguien en un idioma que no entiendo, pero comprendo.
Decidimos ir a la cervecería (pivnice, en checo) U Svatého Tomase, la más vieja de la ciudad, para tomar una cerveza tirada y una comida típica: probamos el knedlíky, unas bolitas riquisimas de masa.
Hacía mucho frío afuera y no queríamos irnos, pero nuestro viaje partía en una hora. Tuvimos tiempo de bajar hasta el río y el Karluv Most para poder apreciar toda su belleza de noche.
Estaba por amanecer en esta joya de Europa del Este, pero nuestro viaje seguía, persiguiendo los últimos momentos de la luna en el cielo.

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