domingo, 27 de febrero de 2011

Noche de sal en los cielos.


La otra noche, en El Paraíso, no debiste dejar de inundarme.

Afuera torrenciaba
y éramos puro azul, rojo y blanco...

sí, hasta la noche aportaba su color.

Debiste haberme inundado
de camelias la medianera
y de sal las entrañas,
hasta hacerme desvanecer de placer y locura.


(Homenaje a Mujica Lainez, a Neruda por el puntapie, y a vos)

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